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sábado, 26 de diciembre de 2009

Sus padres eran dos exitosos personajes, reconocidos a nivel social como una familia digna de admirar, su estrato no los hacían volubles al orgullo, por el contrario la humildad era una característica y cualidad de la familia “Castaño Abril”.

La señora Adriana Abril, era una mujer de 40 años de edad, su estatura 1.68 cm, con una postura un poco robusta pero elegante, con sus venturosas y deseables curvas femeninas como característica de las doncellas, ojos color negro y una cara preciosa, bien definida, con labios muy llamativos los cuales seducían a cualquiera a un deseoso beso, su piel trigueña la hacía perfecta para ser que muchos la apetecieran a su lado. Se dedicaba al más hermoso de los artes, era escritora, su especialidad novelista, además de eso practicaba y también le apasionaba mucho la poesía. Era una de las más importantes novelistas a nivel nacional.

Por su parte el Señor “Max Castaño” era un controvertido profesor de Abogacía en una de las más importantes universidades de la Región, de una edad juvenil, según él, 44 años, un hombre alto, 1.80 cm, cuerpo atlético, con una mirada que pareciera que hablara a través de ella, era estricto y rígido en sus clases, pero daba la confianza para que ninguno quedará con duda o incógnita alguna.

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